Descripción
Cuando Juan XXIII anunció su decisión de convocar un concilio ecuménico, algunos cardenales preguntaron por el motivo, dado el ajetreo que eso suponía para la Iglesia. Dicen que el pontífice se levantó de la silla, se dirigió a una ventana próxima, la abrió de par en par y, mientras el fuerte viento del exterior penetraba en la habitación, respondió: -Para que entre aire nuevo en la Iglesia-. Si el Papa Bueno abrió las ventanas de la institución, Francisco está abriendo sus puertas de par en par con una hoja de ruta muy clara: hacer realidad el espíritu del Concilio Vaticano II, es decir, lograr la corresponsabilidad en una Iglesia humilde, servidora, sencilla y samaritana.
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