Descripción
La existencia de una Iglesia militante en las filas de oposición al franquismo representó una cierta seguridad para muchos españoles: la Transición no degeneraría en enfrentamiento militar. La presencia de curas obreros, jóvenes seminaristas enrolados a movimientos sindicales y secularizados en los movimientos sociales como Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Obrera Cristiana (JOC) o Acción Católica Obrera (ACO) fue un excelente antídoto contra el anticlericalismo de la clase obrera que venía evidenciándose desde principios del siglo XX.
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