Descripción
La mayoría de los estudiantes de japonés se empeñan en desesperarse, pensando que los kanji solamente se pueden aprender ante una mesa, hincando los codos en ella y escribiendo una y otra vez el mismo carácter, a base de un colosal esfuerzo memorístico. Este libro demuestra que, si se cuenta con una buena estructura y un buen método «imaginativo», el muro que representan los kanji puede derribarse sin tanto esfuerzo… y en este caso, incluso de un modo divertido.
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